Los exoesqueletos laborales se presentan como una nueva herramienta capaz de reducir el riesgo de padecer enfermedades laborales ocasionadas por el sobreesfuerzo. Sin embargo, no existe suficiente evidencia que asegure si estas tecnologías son beneficiosas y reducen el riesgo ergonómico.
Ante esta situación, Ford planteó la realización de un estudio que permitiera evaluar el impacto de los exoesqueletos desde una perspectiva biomecánica en trabajadores reales como forma de cuantificar los posibles beneficios o limitaciones de dichos elementos.
Los hallazgos clave muestran reducciones del 34% y el 18% de las actividades musculares deltoides y trapecios, respectivamente, lo que a su vez podría conducir a una reducción del malestar y la fatiga. Los músculos erectores de la columna y del dorsal ancho no se vieron afectados significativamente por el exoesqueleto. Los valores de actividad muscular también se representaron sobre las áreas de aceptación de Jonsson. En cuanto a la postura, se encontraron algunas diferencias en el rango de movimiento de la espalda, el cuello y los brazos debido al uso del exoesqueleto; sin embargo, las diferencias fueron menores al 5% en todos los casos.
Los trastornos musculoesqueléticos del miembro superior (TMEs) en puestos de trabajo vinculados a la fabricación, representan más del 30% de las lesiones que requieren de días de baja. Ante esta situación, las empresas invierten cada vez más en investigar técnicas de mejora de las condiciones de los trabajadores, con la misión de reducir al máximo los riesgos de lesión.
Los exoesqueletos se están introduciendo en numerosas industrias, sobre todo en aquellas que requieren el levantamiento de cargas pesadas en entornos mecánicos. El objetivo: mejorar el rendimiento del trabajador y construir un entorno de trabajo ergonómicamente más seguro.
Este es el caso de Ford, que confío en IBV una investigación dirigida a validar el uso de los exoesqueletos industriales por parte de los trabajadores, para determinar así el alcance de su posible aplicación en fábrica.
Aunque la industria automovilística ha experimentado una importante automatización de procesos, siguen existiendo puestos de trabajo que implican tareas repetitivas y/o manipulación de cargas, en ocasiones con actividades que se realizan en alturas superiores al hombro del trabajador.
Estos esfuerzos realizados en distintos puestos de trabajo en fábrica, pueden acarrear disconfort y dolor en cuello y hombros, pudiendo ser agravados cuando existe una continua manipulación de pesos.
En los últimos años, los exoesqueletos pasivos se han ido incorporando en la industria como elemento de ayuda para los operarios, con el objetivo reducir el disconfort y las lesiones musculoesqueléticas.
En la investigación presentada en este artículo, el Instituto de Biomecánica (IBV) ha desarrollado un completo análisis de la actividad muscular, los rangos de aceptación ergonómicos y la captura de movimientos dentro de una línea de montaje real en la planta de Ford en Valencia. Gracias a la tecnología de IBV, se evaluó el efecto del uso de un exoesqueleto de miembro superior en la carga muscular y en las posturas de las personas trabajadoras.
Israel Benavides , Ingeniero ergónomo de Ford Europa
Se trata de dispositivos mecánicos diseñados para apoyar o mejorar la anatomía humana, desde trajes completos hasta funciones específicas para una extremidad.
Al llevar un exoesqueleto laboral, los trabajadores disfrutan de beneficios potenciales como una menor fatiga muscular y la posibilidad de reducir las lesiones repetitivas relacionadas con el esfuerzo. Pero como toda tecnología mecánica, los riesgos y beneficios deben evaluarse previa aplicación real.
Existe un amplio abanico de modelos: aquellos de carga lumbar, de soporte para miembro inferior (chairless chair), y dispositivos de miembro superior, que descargan tensión en hombros y brazos.
No obstante, hasta el momento no se ha descrito fehacientemente el impacto de estos sistemas en los puestos de trabajo, por lo que es importante realizar evaluaciones frecuentes para valorar tanto sus beneficios, como los posibles efectos indeseados que producen estos dispositivos en las personas usuarias.
Hay que tener en cuenta que este análisis biomecánico se puede realizar con Kinemov/IBV, ya que que sincroniza las señales de EMG y de los sensores inerciales y propone los modelos biomecánicos más adecuados para el objetivo del estudio.
“Uno de nuestros objetivos era poder crear un modelo biomecánico de los trabajadores que realizan las actividades obteniendo información de los músculos del usuario con un mayor análisis también del movimiento. Utilizamos Xsens para el análisis cinemático”.
Juanma Belda Lois, Senior Researcher IBV
1. En cuanto a los niveles de activación muscular, el exoesqueleto industrial reduce un 34% la actividad media del deltoides, y un 18% la del trapecio. Estos resultados podrían conducir a una reducción de la fatiga, del disconfort y de riesgos relacionados con actividades repetitivas.
2. En cuanto a los músculos potencialmente perjudicados por el exoesqueleto (el dorsal y el erector espinal) no se observaron diferencias significativas en cuanto a su activación.
3. Respecto al análisis de movimientos:
4. Los resultados de la encuesta mostraron que la sensación de confort aumenta y la sensación de fatiga disminuye con el uso de este dispositivo. Aunque, demandaron un rediseño del exoesqueleto industrial para ser más flexible y adaptado a la anatomía de los usuarios.
Ergonomics assessment of passive upper-limb exoskeletons in an automotive assembly plant. Applied Ergonomics, Volume 87, September 2020. Movella. Customer Case. Becoming one: Assessing Ford’s Exoskeletons with inertial motion capture
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El Instituto de Biomecánica (IBV) es un centro tecnológico que estudia el comportamiento del cuerpo humano y su relación con los productos, entornos y servicios que utilizan las personas. Fundado en 1976, el instituto es un centro concertado entre el Instituto Valenciano de Competitividad Empresarial (IVACE) y la Universitat Politècnica de València (UPV).